En este proyecto nuestro equipo de investigación trabajó en el desarrollo, seguimiento y evaluación del programa ‘IntegrARTE: Identidades en movimiento’ de la Fundación Arte Viva, destinado a jóvenes adolescentes de múltiples nacionalidades. Este programa, que se puso en práctica en Centros de Participación e Integración de Inmigrantes (CEPI), trata de promover el conocimiento mutuo de múltiples culturas como una forma de facilitar las relaciones entre ellas. Para ello se utiliza la fotografía como instrumento educativo innovador que contribuye a la construcción de la propia identidad individual, social y cultural dentro del respeto a las diferencias.
El objetivo general que persigue este programa didáctico es ‘hacer explícitas las estrategias educativas que han sido más eficaces en la educación de ciudadanos, comprometidos con su entorno, capaces de respetar y valorar las diferencias. Además, se delimita el papel que la fotografía y las nuevas tecnologías digitales tienen en la definición de escenarios que buscan la integración social de los jóvenes a través del arte’.
Nuestro objetivo como investigadores era contribuir a la mejora del programa a través de un análisis del proceso de su puesta en práctica.
Uno de los retos a los que se enfrenta la sociedad española actual es que las personas procedentes de otros entornos geográficos, que quieren construir entre nosotros una nueva forma de vida, formen parte de nuestra sociedad como miembros de pleno derecho. A este reto quiere contribuir la Fundación ArteViva a través de su proyecto ‘IntegrARTE: Identidades en movimiento’, destinado a jóvenes adolescentes de múltiples nacionalidades. La meta de este programa educativo es promover el conocimiento mutuo de múltiples culturas como una forma de facilitar las relaciones entre ellas.
Para ello utilizan las nuevas tecnologías, especialmente la fotografía, como instrumentos educativos innovadores que contribuyen a la construcción de la propia identidad, individual social y cultural en un marco de respeto a las diferencias. De ahí que resultase un elemento clave el hecho de desarrollar dicho proyecto en los Centros de Participación e Integración de Inmigrantes (CEPI) dependientes de la Consejería de Inmigración y Cooperación de la Comunidad Autónoma de Madrid.
En este contexto nuestro equipo de investigación trabajó en el desarrollo, seguimiento y evaluación del programa a partir de nuestra experiencia previa con el programa DAP, en el cual los niños se centraban en el diálogo y se dejaba de lado la producción. Esta idea se tuvo en cuenta a la hora de diseñar este nuevo proyecto y nos llevó a descubrir que los niños y niñas son capaces de comentar, interpretar y valorar personalmente diferentes obras de arte o fotografías apoyándose en múltiples actividades que implican la presencia de un discurso no sólo oral sino también corporal y plástico.
En este caso, los niños dialogaban con el artista y a partir de ahí comenzaban a captar la realidad desde su perspectiva a través de la máquina de fotos, convirtiéndose así en su medio de expresión. La palabra se complementaba con la imagen. En este sentido, la dificultad surgió en cómo relacionar al artista, en este caso el fotógrafo, con el educador. En el caso del DAP el educador era el mediador entre la obra de arte y el docente, pero en este nuevo proyecto su rol no quedaba claramente definido y los chicos acudían a él durante el proceso de producción en lugar de al artista.
Este programa resulta un excelente puente entre las enseñanzas formales y no formales. Para el participante es muy importante recibir en su centro de ocio al autor de una serie de fotografías. Parece confirmarse que un proyecto de este tipo, con continuidad en el tiempo y con una relación personal, aumenta los niveles de confianza de sus participantes maximizando las posibilidades de aprendizaje de educadores y alumnos.
El diálogo es algo que se aprende sólo si se enseña. A partir de los estudios de Diana Kuhn concluye que, ‘muy a menudo, los jóvenes no saben dialogar. Suelen hablar con monólogos inconexos entre sí. Un buen argumento no emerge de forma natural. Conocer las ideas de los otros ayuda a tomar conciencia de las propias y contribuye al desarrollo de la tolerancia entre los hablantes.’ En este sentido, estos programas enseñan a dialogar, y por tanto a respetar el valor de la argumentación frente a la mera opinión infundada.
El desarrollo de la creatividad está sin duda presente en las actividades de invención de una historia sobre lo que se ve, de la creación de imágenes y producciones, metáforas, narrativas y por tanto, su significado.